«Cuando vemos un producto, debemos pensar qué hay detrás, quién lo fabrica, dónde, cómo, la historia que hay detrás…”, me dice Antonio Olivari, tercera generación de la firma familiar y uno de los cinco hermanos que hoy dirigen la compañía dedicada al diseño de manillas. He visitado su fábrica en Borgomanero, Italia. Esta es mi experiencia.
Olivari no son sólo manillas. Y eso es lo que he venido a comprobar en este viaje en el que me recibe el mismo Antonio Olivari, CEO y Director General; Carlo Olivari, Jefe de Exportación; Tomasso Bina, Export Manager Olivari y Josep Martínez, Area Manager Olivari España.
Olivari son manillas Made in Italy proyectadas por los mejores diseñadores del mundo y creadas con los estándares más exigentes de calidad que avalan los valores del sello ‘Hecho en Italia’, en el que la excelencia en todo el proceso y en el producto final está tan presente como el acero macizo que componen cada una de estas piezas.
Pocas empresas en el mundo especializadas en el sector del diseño pueden sentirse orgullosas de tener en su recorrido más de 100 años de historia; precisamente —en el momento de escribir este reportaje— Olivari cuenta con 111 años.
Fundada en 1911 por Battista Olivari como una pequeña industria dedicada a la fabricación de elementos metálicos diversos, entre ellos ya destacaba la manilla la cual ha sido, desde sus orígenes, “el elemento conductor a lo largo de la historia de la firma”, explica Antonio Olivari.
La fructífera interacción entre el diseño de objetos y la arquitectura
Hablar de los inicios de una empresa siempre nos permite recuperar datos y memorias. Sacar a la luz aspectos interesantes como el hecho de que Antonietta Ramelli, la abuela de Antonio y Carlo, tomó la dirección de la empresa (un acto poco frecuente en mujeres de la época) cuando en 1926 quedó viuda de Battista Olivari con seis hijos a su cargo.
Si bien, debido a los episodios de guerra mundial, la documentación de estas primeras décadas es escasa, Antonio Olivari me muestra los catálogos de 1929 y 1936 en los que ya se comenzaba a registrar la relación de los diseños de manillas con edificios emblemáticos de Milán. No fue hasta 1945 cuando el padre de Antonio y Carlo comenzó recuperar bocetos, dibujos y escritos que hoy permiten dar cuenta de la estrecha relación que ha existido entre el diseño de manillas y el trabajo de arquitectos y sus obras.
Esta visión es uno de los aspectos más relevantes de la compañía y que, por tanto, la han hecho singular. Ya en 1930, con Antonietta Ramelli, se registra una manilla diseñada por el arquitecto Marcello Piacentini para el Palacio de Justicia de Milán. Y, años más tarde en 1954, el diseño de la manilla Lama por Gio Ponti para el rascacielos Pirelli en Milán (una manilla que casi setenta años después sigue siendo totalmente contemporánea), afirman la prosperidad que tendrá este vínculo a lo largo de los años.
Un catálogo inédito de diseñadores tops del mundo
En la actualidad Olivari tiene en su catálogo a 50 diseñadores tops de la historia del diseño. Pasando por Gio Ponti, Joe Colombo o Alessandro Mendini hasta figuras como Jean Nouvel, Marcel Wanders, Rem Koolhaas, Toyo Ito, la querida Zaha Hadid o Patricia Urquiola, entre muchos otros y otras. O las últimas incorporaciones como los diseños Paddle de Edward Barber y Jay Osgerby, la maniila Okay de Michael Anastassiades o el nuevo acabado negro mate totalmente contemporáneo.
“Este hecho no sólo es un testimonio evidente de la importancia que la compañía tiene en la historia del diseño y que, por tanto, la hacen única; si no que, además, representa una oportunidad inédita para interioristas o arquitectos ya que les permite elegir cuál es la manilla que más se ajusta a su proyecto entre una variedad de estilos, personalidades, épocas»…, explica Josep Martínez.
Dicha condición extraordinaria es la que ha permitido, también, que la firma italiana participe como expositora en el Salón del Mueble de Milán, siendo la única empresa de manillas invitada a formar parte del evento más importante del mundo en el ámbito del diseño.
Olivari son personas
Después de conversar y conocer detalles de su historia, recorro la fábrica y observo cómo trabajan las personas que forman parte de Olivari, qué hacen y cómo lo hacen. Antonio Olivari me explica las características de cada sección y los diferentes procesos de producción; así como las herramientas tecnológicas y los laboratorios que permiten controlar de principio a fin cada producto. Camino por las instalaciones y observo que en las paredes lucen grandes fotografías. Son hermosas. Son los mismos trabajadores retratados en sus lugares de oficio. “Algunos de ellos representan la tercera o cuarta generación”, me dice Antonio Olivari. “Aquí han trabajado sus abuelos, padres y ahora ellos”, añade.
La frase “cuando vemos un producto, debemos pensar en qué hay detrás, quién lo fabrica, dónde, cómo, la historia que hay detrás” tiene aún más sentido ahora que me estoy acercando al final de esta visita.
Comprender todo lo que forma parte de un producto nos da la posibilidad de conocerlo en su totalidad. Y, una vez que lo comprendemos, es muy probable que nos sintamos orgullosos de ser parte de él, de elegirlo, de mostrarlo, de tenerlo, de compartirlo. Es la hora de comer y me han prometido llevarme al lago d’Orta. Como en toda la visita, Antonio, Carlo, Josep y Tomasso me acompañan. Eso también habla de la calidad de las personas.