El diseñador madrileño habla de sus últimos proyectos para la firma de mobiliario Lema; comparte su visión sobre el del sector del lujo y nos relata aspectos de su vida en Milán.
El estand de Lema en el Salone del Mobile de Milán, que este año ha ocupado 1.000 metros cuadrados, está lleno de visitantes. Allí espero mi cita para entrevistar a David López Quincoces quien, tras unos minutos, me recibe amablemente. López Quincoces es educado, alto y delgado. Me invita a sentarme en uno de sus nuevos diseños mientras me dice que se trata de la serie de asientos Alton. Y continúa explicando que «se compone de una estructura metálica con 200 metros de cuerda de cuero que envuelve la pieza como si fuera una costura; dándole forma y definiendo la pieza en sí».
El diseñador lleva varios años colaborando para la firma italiana dedicada al diseño de mobiliario para el sector contract, retail y residencias de lujo. Además de Alton, este año López Quincoces ha presentado otros cuatro diseños más. Al respecto dice: “La colaboración con Lema ha sido muy pro quo. Es una colección a 360 grados y estoy muy contento con ello”.
La entrevista:
Comenzamos con las preguntas, se preocupa por su español. “Al hablar tanto italiano y llevar tantos años aquí”…., comenta. Pero le digo que no se preocupe, que es perfecto. Además está hablando con una argentina que vive en España… Así que, estamos a mano.
¿Qué es el diseño para ti?
Es un proceso natural, guiado por la pasión. A veces sale una idea desde el interior. Dibujo y bujo y va saliendo… Y a veces, es la empresa quien te contacta y te propone realizar una pieza a través de la cual van saliendo ideas.
¿Y cómo es el proceso de diseño?
Es un proceso muy privado. Lo hago yo de forma independiente y solo, trabajando face to face con la empresa. Privado también significa que tengo completa libertad. Cuando trabajas con empresas de este calibre, tienen un equipo de desarrollo técnico muy preparado, aprendes continuamente de ellos. Es un proceso orgánico de muchos meses, estudias los ángulos, las conexiones, soluciones y se convierte en la parte más interesante del proceso.
¿Cuándo dices esta pieza ya está hecha?
Nunca… yo la cambiaría todo el rato. Hasta que me dicen, ¡basta, basta!… (ríe).
Trabajas para el sector lujo, ¿qué valores son incuestionables en este entorno?
Creo que tienes que mantener un estándar de calidad, de elegancia altísimo. Y un estándar de versatilidad. Dentro de todo esto, tienes que hacer un producto que sea construible, industrializable, que se pueda vender. Y que el precio de producción permita a los comerciales venderlo a un precio lógico con una ganancia. Para el proyectista, lo difícil es el balance. Siempre viajar en esta línea sutil en la que entran todos estos factores.
Junto a Fanny Bauer formáis el estudio Quincoces-Dragò & Partners, compartís profesión y vida personal. ¿Cómo es trabajar juntos? ¿Quién hace qué en el estudio?
Trabajamos siempre juntos. Es una colaboración constante, somos dos figuras que nos complementamos. En la parte de design trabajo más yo solo. Y en la parte de interior y arquitectura es un compartir continuo. Tanto de ideas como de gustos, de estética, de técnica, de relaciones públicas… vamos cerrando cada capítulo juntos de forma muy orgánica.
¿Hay algún aspecto de tu trabajo que te guste más que otro?
No, en realidad todas las fases son positivas y creativas. Pero está claro que, cuando haces este tipo de proyectos, es muy importante la interface que tienes con el cliente. Si el cliente es positivo, ayuda mucho a crear un proyecto de mayor calidad y de alto estándar. Con el cliente estableces una relación que puede ir entre los seis meses y los dos años, dependiendo del proyecto. Es un viaje juntos.
¿Qué es lo más destacado que te ha dado esta profesión?
Yo creo que, al final, lo que más te hace aprender son los problemas y cómo resolverlos. Al principio, que te den dos bofetadas… Y después coger las cosas con un poco más de distancia. Ver las cosas con claridad para ser más profesional. También creo que tiene que ver con un recorrido, con la humildad y el hecho de trabajar mucho. En este sector hay mucha gente que es muy buena en lo que hace, que es muy competente y todos buscamos hacer cosas especiales que nos lleven a un crecimiento.
Vives en Milán desde hace años, ¿cuál es tu visión de la ciudad?
La ciudad ha cambiado muchísimo. El año que vine a estudiar era otra cosa, era una ciudad cansada. Y en estos últimos años ha cambiado mucho, está llegando gente de todas partes del mundo. Cuando caminas por la calle te encuentras gente que puedes encontrar en Nueva York, Miami, París, Londres… por todo el mundo. Y creo que esa es la fuerza de estar en Europa. También tenemos un pequeño estudio en Madrid, un pie en España que son las raíces… Por lo que vivo un poco en Milán y otro en Madrid.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
¡Tiempo libre!… ¡No me acuerdo del tiempo libre! (ríe). No tengo… Pero si que me gusta viajar, estar en el mar o ir a la nieve…. cosas que se consiguen hacer pocos días al año. Pero para conseguir esto, estamos trabajando mucho.
Y, ¿qué es el lujo para ti?
El tiempo, algo que no tengo. El tiempo es el mayor lujo.
¿Cómo continúa el 2018?
Estamos trabajando en todas partes del mundo. En proyectos interesantes en Londres que tendrán bastante repercusión. Y luego estamos cerrando proyectos muy bonitos en Italia, Miami, también Londres y Madrid.